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- Protegerse del rayo
El fenómeno del rayo es especialmente peligroso en espacios abiertos, donde las personas están más expuestas. Es imprescindible ser consciente del riesgo de encontrarse a la intemperie, por ejemplo, en playas, montañas, bosques, competiciones deportivas, trabajos de agricultura y ganadería, y cualquier otra actividad que requiera permanecer en espacios abiertos.
Es en estas áreas en las que se genera la mayor cantidad de accidentes mortales asociados al rayo, debido principalmente a la ausencia de medios de protección y al mayor tiempo desde el momento del accidente hasta el acceso a la atención médica. El desconocimiento de las pautas de protección personal también aumenta las probabilidades de sufrir lesiones por impacto de rayo.
Las cifras de muertos y heridos cada año por causa de las tormentas eléctricas pueden reducirse cuando conocemos los mecanismos por los que el rayo causa lesiones en el cuerpo humano, somos capaces de identificar los indicios de peligro con los niveles de riesgo asociados a ellos, conocemos las acciones preventivas que reducen las probabilidades de impacto directo, y también las acciones paliativas para auxiliar a las personas impactadas por un rayo.
Las lesiones del rayo en el cuerpo humano pueden producirse por impacto directo o por algún efecto indirecto. Las lesiones pueden deberse tanto a los fenómenos propios de una electrocución (paro cardíaco o respiratorio, quemaduras de distintos grados) como a traumatismos por caídas, desprendimiento de objetos, etc.
Para poder protegernos de los rayos lo primero que tenemos que saber es identificar los indicios de peligro. Hay indicios que son más evidentes que otros, y también hay que considerar que cada uno implica diferentes niveles de riesgo y, por tanto, proporciona diferente tiempo de anticipación frente a la caída del rayo.
La mejor solución frente a un accidente es prevenirlo. En el caso de las tormentas eléctricas hay una serie de prácticas que ayudan a reducir el riesgo de ser impactado por un rayo.
Si detectamos alguno de los indicadores de situación de riesgo, podemos realizar algunas acciones para reducir el riesgo de sufrir lesiones, pero tenemos que ser conscientes que cada acción requiere un tiempo de ejecución.
Si una persona ha sido herida por un rayo de forma directa o indirecta, lo primero que se debe hacer es llamar a los servicios de emergencia para obtener ayuda médica especializada. Las lesiones producidas por los rayos se pueden clasificar según su severidad en leves, moderadas y graves. A pesar de que una víctima presente una lesión leve y se encuentre simplemente aturdida, es necesario que acuda a un hospital para ser evaluada y tratada. Los pacientes con lesiones moderadas, además de estar desorientados, pueden presentar ceraunoparálisis de las extremidades durante varias horas. Si la persona no respira, se debe empezar inmediatamente la reanimación cardiopulmonar. Las víctimas con lesiones severas a veces experimentan paro cardíaco. En estos casos la reanimación cardíaca puede ser útil.